La artritis reumatoide (AR) es una de las enfermedades autoinmunes más comunes afectando al 0.5‑1 % de la población mundial.

Esta enfermedad sistémica está caracterizada por la inflamación crónica de las articulaciones sinoviales y la degeneración articular progresiva que provoca en ocasiones la incapacitación física de los individuos afectados.

El diagnóstico de una AR se basa frecuentemente en sus manifestaciones clínicas y en pruebas de laboratorio como la determinación del factor reumatoide (FR) y de la proteína C‑reactiva (PCR).

Sin embargo, el FR no es un parámetro específico de la AR y puede estar presente en las personas sanas de edad avanzada o bien en los pacientes con otras afecciones autoinmunes e infecciosas, mientras que la PCR constituye un marcador general de inflamaciones.

Recientemente, la identificación de la citrulina como objetivo de una serie de autoanticuerpos que se detectan en el suero de pacientes con AR, tales como el factor anti‑perinuclear (APF), los anticuerpos anti‑queratina (AKA), los anticuerpos anti‑filagrina (AFA) etc. ha permitido desarrollar ensayos de anti‑CCP altamente específicos para la AR.

El funcionamiento clínico de los ensayos anti‑CCP ha sido mejorado gracias al uso de múltiples péptidos citrulinados, dando lugar a una segunda generación de ensayos anti‑CCP