CMV IGM
UTILIDAD CLÍNICA
El citomegalovirus (CMV), un miembro de la familia de los herpesvirus, está presente en poblaciones humanas de todo tipo y causa en el huésped infecciones que permanecen de por vida en un estado latente, reactivándose ocasionalmente.
El CMV se transmite por líquidos biológicos tales como la sangre, las secreciones genitales y la leche materna. También la saliva y la orina de individuos infectados constituyen una importante fuente de infección. Los niños, especialmente aquellos que van a centros de preescolar, son vectores transmisores importantes del virus.
Los pacientes muchas veces desarrollan un síndrome parecido a la mononucleosis, con fiebre, dolor de garganta, linfadenopatía cervical, malestar, dolor de cabeza, dolores musculares y de las articulaciones. Durante el embarazo, el CMV puede provocar una infección congénita con secuelas físicas y/o neurológicas permanentes en el niño.
La infección primaria por el CMV ocurre durante el embarazo en el 1‑4 % de las mujeres seronegativas estimándose un riesgo de transmisión al feto de un 30‑40 %. En el 10‑30 % de las embarazadas seropositivas tiene lugar la reactivación de la infección por el CMV.
En este caso, el riesgo de transmisión del virus es del aproximadamente 1‑3 %. En total, la infección prenatal por el CMV ocurre en un 0.6‑0.7 % de todos los nacimientos vivos en los países desarrollados.5 La mayoría de los bebés con una infección congénita por el CMV no presentan síntomas al nacer. De estos, el 5‑15 % desarrolla secuelas irreversibles, con mayor frecuencia la pérdida de audición al cabo de algunos meses o incluso años tras el nacimiento.
Los bebés sintomáticos al nacer tienen un pronóstico muy desfavorable ya que probablemente desarrollarán discapacidades intelectuales graves y/o la pérdida auditiva. Durante la latencia, el CMV reside en las células infectadas y la carga viral de ADN libre suele ser baja.
El estado de CMV todavía puede determinarse midiendo los anticuerpos IgG anti-CMV. En el contexto clínico apropiado, el primer paso en el diagnóstico de una infección primaria aguda por CMV suele ser la detección de los anticuerpos IgG e IgM anti‑CMV. Las muestras reactivas para anticuerpos IgM indican la presencia de una infección aguda, reciente o reactivada.
Para un análisis detallado de la infección primaria por CMV, se recurre a la determinación de la avidez de las IgG anti-CMV. Un resultado positivo para las IgM en combinación con un bajo índice de avidez para las IgG indica claramente una infección primaria por CMV.
La seroconversión de IgM e IgG anti-CMV también permite establecer el diagnóstico de una infección reciente por el CMV.
Método
-
QUIMIOLUMINISCENCIA/
INMUNOENSAYO INDIRECTO.
Tiempo de respuesta
- 1 día laborable
Estabilidad de la muestra
-
Estabilidad:
3 semanas a 2 8 °C
3 días a 25 °C
3 meses a 20 °C (± 5 °C)
Tipo de muestra
- Suero
Condiciones preanalíticas
- Ninguna